Rindiendo nuestras agendas personales
- Samuel Caraballo
- 7 jun 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 8 jun 2023
Por Pastor Samuel L. Caraballo, MPH, MDIV, MBE

RESUMEN: En Mateo 22:15-22, los fariseos intentan atrapar a Jesús con una pregunta capciosa sobre si los judíos debían pagar impuestos al César romano. Los fariseos querían escuchar un "no" de Jesús para validar sus aspiraciones políticas y teológicas, pero Jesús les dice que den al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Jesús rechaza todos los poderes que intentan dominar nuestras vidas con sus pretensiones falsas y nos invita a someternos enteramente a la voluntad de Dios. Debemos darle a Dios todo nuestro ser y buscar su santificación.
En Mateo 22:15-22 leemos acerca de una emboscada que intentaron hacerle a Jesús. A la altura del capítulo 22 de Mateo ya no era un secreto que los fariseos planeaban matarle. Sin embargo, todo lo que le hacía falta a estos doctores de la ley era un "motivo o razón" lo suficientemente grave como para otorgarle la pena de muerte.
Ante esta necesidad, los fariseos confeccionaron una pregunta capciosa. [Es sumamente importante reconocer que los cabecillas de esta trampa son los fariseos]. No obstante, lo interesante de este intento en particular es que los fariseos envían una comitiva compuesta por sus discípulos y partidarios del gobierno de Herodes; “herodianos”, (muy probablemente Herodes Antipas, tetrarca de Galilea). Para entender el efecto de esta combinación de personas hay que examinar la pregunta que le lanzaron al Maestro:
“Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias. Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al *césar o no?” vv.16-17
Parecería ser que esta pregunta prefabricada solo se podía contestar con un “sí” o con un “no”. Lo importante aquí, es reconocer que esta pregunta refleja los patrones del pensamiento farisaico acerca de la idea que estos tenían de Dios. Evidentemente, lo que querían escuchar los fariseos de parte de Jesús era un “no” por muchas razones, especialmente una en particular.
Hay una razón teológica por la cual los fariseos querían escuchar un “no” de parte de Jesús. Esto se debe a que en la mente de los doctores de la ley, era imposible que nadie enviado por Dios, (lo que claramente se le atribuía a Jesús de manera capciosa en el verso 16) apoyara la ocupación colonial Romana en Israel. Para los fariseos, la idea de un mesías enviado por Dios era una de carácter político-imperial. Si Jesús era quien él decía que él era tenía que promover el derrocamiento Romano en la region Palestina. En otras palabras, para los fariseos Dios era una marioneta política manipulable; que cumplía las aspiraciones personales de aquellos que se autodenominaron como la contraparte de los “herodianos”.
Es importante notar que Jesús al parecer no contaba con monedas propias. Quizás esta es la razón por la cual pide que le “muestren” la moneda del impuesto.
¿De quién son esta imagen y esta inscripción? vv.20
Para los fariseos, la moneda del césar representaba sus aspiraciones teológicas invertidas. Los doctores de la ley se morían de la envidia por tener una moneda con la cara de un caudillo Judío que elevase el estatus de la casta farisaica a un nivel similar al que gozaban los “herodianos”.
Es desde este punto de vista que yo invito al el lector a interpretar la famosa frase: “Denle al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios”. vv.21
Una ilustración que nos ayuda a entender lo que acontece en este pasaje en Mateo es la de un fanático del béisbol llamado Juan:
Juan era un amante del béisbol que llegó al estadio donde jugaba su equipo favorito; Los Cocodrilos. Esa noche su equipo se medía ante los archirrivales, Los Intergalácticos. El desenlace de este encuentro no apto para “cardiacos” se suscitó en la parte baja de la novena entrada. En un juego empate, el bateador del equipo contrario bateó un vuelacerca con hombre en base. Curiosamente, fue Juan el que capturó la pelota cerca del campo central del estadio. Pero la historia cuenta algo interesante. Con mucho disgusto, Juan extendió su brazo y lanzó la pelota lo más fuerte que pudo al terreno de juego. Lamentablemente los cocodrilos no pudieron recuperarse y perdieron el partido por dos carreras.
Al terminar el partido, un reportero que había observado lo que Juan había hecho con la pelota del equipo contrario, le preguntó: “¿Porqué no guardaste la pelota para ti? Después de todo, son muchas las personas que le encantaría llevarse un recordatorio de este partido”. Juan muy seriamente le contestó al reportero: “Para mi esa pelota no tenía ningún valor. La lancé de vuelta al terreno porque no le veo ningún uso. ¿Porque quería yo retenerla?”
Quizás esta ilustración nos ayuda entender porque Jesús pide a viva voz que devuelvan la moneda aquel que pensó que tenía el poder para suplantar de manera política, económica y teológica al verdadero enviado de Dios a la humanidad. La declaración de Jesús: “Denle al césar lo que es del cesar….” , en otras palabras presenta a Jesús como diciendo:
“Para mi esa moneda no tiene ningún valor. La lanzo de vuelta al terreno porque no le veo ningún uso. ¿Porque quería yo retenerla? A mi lo que me compete es hacer la voluntad del Padre que me envió! El único y verdadero Dios de Israel! Y la voluntad del Padre aunque ciertamente defraudará las ideologías tanto de los fariseos como los herodianos, nada tiene que ver con los poderes y las ideas de este mundo efímero y caído.”
El llamado de hoy es a evaluar el porqué hacemos lo que hacemos. ¿Llevamos a nuestros niños a la iglesia para que simplemente “salgan buenos”, o por que entendemos que toda nuestra familia le pertenece a Dios? Ofrendamos en nuestras congregaciones para que Dios nos devuelva lo que nosotros queremos, o porque entendemos que el es el dueño de todas nuestras posesiones? Oramos para que Dios nos bendiga o por que realmente entendemos que separados de él nada podemos hacer? Estamos realmente buscando primeramente el reino de Dios y su justicia o estamos tratando de manipular a Cristo, como intentaron hacer los fariseos, para que cumpla las agendas ocultas en nuestros corazones egoístas?
Es a través de su encarnación, su ministerio público, su crucifixión y su resurrección que Jesucristo contundentemente le devuelve al César lo que le pertenece. En la cruz Jesús rechazó y derrotó todos los poderes que intentan dominar nuestras vidas con sus pretensiones falsas.
Mateo 22:15-22 nos invita a someternos enteramente a la voluntad de Dios; sin pretensiones y sin agendas personales escondidas. Por lo tanto “démosle a Dios lo que es de Dios”; nuestras vidas y todo nuestro ser.
Concluyo con la letra de la tercera estrofa y el coro de un himno muy conocido en la Cristiandad. ¡Que sea esta hoy tu oración!
“Yo me Rindo a El”
(letra: Judson W. Van de Venter | música: Winfield Scott Weeden)
“Todo a Cristo yo me rindo,
Sí, de todo corazón;
Yo le entrego alma y cuerpo,
Busco hoy su santa unción.
CORO
Yo me rindo a Él, Yo me rindo a Él, Todo a Cristo yo me entrego, Quiero serle fiel.” ¡Adelante en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!
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